Un modelo de IA salvó a un paciente al borde de la muerte
24/03/2025
A Joseph Coates, un hombre de 37 años de Renton, Washington, los médicos le dijeron que su única decisión pendiente era elegir el lugar donde quería morir: en su casa o en el hospital.

Aquejado por el síndrome POEMS, un trastorno sanguíneo extremadamente raro, su situación parecía no tener salida.
Pero fue la inteligencia artificial (IA), combinada con la determinación de su pareja, la que logró revertir el destino que parecía inevitable.
Cuando la medicina tradicional no alcanza
El síndrome POEMS había dejado a Coates en un estado crítico: sus extremidades estaban entumecidas, su corazón dilatado, los riñones fallaban y acumulaba líquido en el abdomen que debía ser drenado cada pocos días.
Estaba tan deteriorado que no podía someterse al trasplante de células madre, una de las pocas opciones de tratamiento. “Me rendí”, confesó. “Solo pensé que el final era inevitable”.
Sin embargo, Tara Theobald, su novia, se negó a aceptar ese desenlace. Envió un correo desesperado al Dr. David Fajgenbaum, un médico de Filadelfia especializado en enfermedades raras, a quien habían conocido un año antes en un congreso. La respuesta llegó al día siguiente.
Una propuesta inesperada, guiada por inteligencia artificial
Fajgenbaum recomendó una combinación no probada de quimioterapia, inmunoterapia y esteroides. A la semana, Coates mostró mejoría. Cuatro meses después, estaba en condiciones de recibir el trasplante. Hoy, se encuentra en remisión.
Lo sorprendente es que esa terapia no fue ideada directamente por el médico, sino que fue sugerida por un modelo de inteligencia artificial utilizado por su equipo.
Esta herramienta permitió identificar un enfoque innovador cuando ya no quedaban alternativas convencionales.
Medicamentos viejos, nuevos usos
La IA está transformando un campo conocido como reutilización de medicamentos, que busca aplicar fármacos existentes a enfermedades para las que no fueron originalmente creados.
Casos como el minoxidil (de antihipertensivo a tratamiento contra la calvicie) o el Viagra (de medicamento cardíaco a solución para la disfunción eréctil) son ejemplos conocidos.
Ahora, la IA permite acelerar este proceso, identificando conexiones que antes tardaban años en descubrirse.
El laboratorio de Fajgenbaum en la Universidad de Pensilvania desarrolló una plataforma que compara unos 4.000 medicamentos con 18.500 enfermedades.
A cada fármaco se le asigna una puntuación según su potencial eficacia para cada dolencia. Luego, los investigadores validan las combinaciones más prometedoras y se contactan con médicos dispuestos a aplicarlas en pacientes reales.
De salvar su vida a salvar la de otros
Fajgenbaum conoce bien lo que significa no tener tiempo. A los 25 años, mientras estudiaba medicina, fue diagnosticado con una forma poco común de la enfermedad de Castleman.
Ningún tratamiento funcionaba. Analizó su propia sangre, estudió literatura médica y decidió probar con sirólimus, un medicamento usado en trasplantes renales. El fármaco lo puso en remisión y le cambió la vida.
Esa experiencia lo llevó a fundar Every Cure, una organización sin fines de lucro destinada a aprovechar la IA para descubrir nuevos usos para medicamentos ya aprobados.
En 2022, su proyecto recibió más de 100 millones de dólares en financiamiento de The Audacious Project y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Salud, con el objetivo de impulsar ensayos clínicos con fármacos reutilizados.
Una revolución médica en marcha
Iniciativas similares se están desarrollando en laboratorios de todo el mundo, desde Japón hasta la Universidad de Alabama, donde una IA recomendó inhalar alcohol isopropílico para tratar náuseas crónicas, con resultados inmediatos.
Estos modelos trabajan con una lógica simple pero poderosa: muchos medicamentos tienen efectos secundarios que, en determinados contextos, pueden convertirse en beneficios terapéuticos.
El mayor obstáculo hoy es económico. La mayoría de estos medicamentos reutilizados ya no tienen patente y son tan accesibles que no representan una ganancia atractiva para la industria farmacéutica.
Como lo resumió el propio Fajgenbaum: “Si encontrás un nuevo uso para un medicamento viejo y barato, nadie gana dinero”.
Aun así, los beneficios para los pacientes son incalculables. Y como señaló Grant Mitchell, cofundador de Every Cure: “Este es un ejemplo de inteligencia artificial que no hay que temer, sino que debería entusiasmarnos”.
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